viernes, 30 de enero de 2015

BIG ONE. CAP 3

Si Manresa fuese el Tibidabo, mi escuela sería el túnel del terror. Entiendo que no fuese fácil encontrar una escuela que aceptase en pleno tercer trimestre a un alumno de cuarto de ESO pero ¿de verdad que no había otra?.
L'instituto "Joan Ferrerons" (vaya nombrecito) estaba en el casco antiguo de Manresa, no muy lejos de nuestro piso. Ocupaba la mitad de la manzana, el espacio era escaso, las instalaciones envejecidas ¡Dios, cómo echaba de menos el Liceo Francés!
A la primera semana ya me habían robado el móvil ¡un segundo, me despiste sólo un segundo! en que lo dejé sobre la mesa del pasillo para beber algo de agua ¡y ya no estaba!
"Habla con Mendoza" Me sugirió Hasan, mi compañero de pupitre, un chico marroquí delgado, de piel morena y cabellos rizados hasta el infinito.

- ¿Mendoza, quien es Mendoza? pregunté.

- Quien lo controla todo aquí tío. Me respondió Hasan.

Se ve que el tal Mendoza era el hijo del camello más reputado de Manresa  -el gran Speedy Mendoza- actualmente enchironado el "Els Lladoners" el cursi nombre que tenía la cárcel de la zona. Siempre circulaba por el instituto junto a Héctor, un sudamericano bajito, robusto, con cara de pocos amigos y un extraño tatuaje en el brazo derecho; y mi alto y delgado compañero de pupitre, Hasan el marroquí.
No le dije nada a mi padre para no atribulare más. Estaba claro que las dificultades de su nueva vida se iban acumulando y me propuse no ser una más.
Para mi sorpresa, al cabo de una semana, un día que estaba en la biblioteca, se me plantaron tres chicos delante de mí, al levantar la vista reconocí a Héctor y Hasan, iban acompañados de un chico alto, moreno, de facciones marcadas que dejó caer algo sobre la mesa.

- Aquí tienes tu móvil - me espetó- un día más y no lo encontramos. Me lo tenías que haber dicho antes.

El hecho es que yo no había dicho nada a nadie sobre mi móvil. Hasan me miraba con cara culpable seguramente por haberle comentado el tema a Mendoza.

- Es que me dabas mucha pena. Me dijo cuando le pregunté sobre su intervención.

- ¿Cómo lo ha encontrado? Le pregunté.

- No preguntes, es Mendoza. Me contestó Hasan.

¡Joder con Mendoza!


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