Mendoza y Héctor llegaron a la zona cero a la carrera.
- ¡Joder, vaya susto me habéis dado!
Perdona Hasan. Dijo Mendoza antes de desplomarse al suelo.
- ¿Os ha seguido alguien?
Héctor se encogió de hombros.
- ¿Mendoza, cómo estás? preguntó Hasan acercándosele. Mendoza estaba completamente estirado en el suelo, su gesto era de mucho dolor, a pesar de lo cual esbozó una leve sonrisa.
- Estaría mejor sin la pierna la verdad.
- Déjame ver. Dijo Héctor ante la incredulidad de sus dos compañeros.
Empezó a tocarle la rodilla, al principio Mendoza gritaba pero después parecía no dolerle las manipulaciones a las que le sometía Héctor. Su placa del antebrazo brillaba con fuerza.
- Espero que ahora estés mejor amigo. Dijo Héctor.
- Sí, sí, no me duele ni la mitad ¿Cómo lo has hecho?
Héctor sonrió.
- Mi madre es un poco curandera.
- ¿Qué te pasa Héctor? Preguntó Hasan entre extrañado y asustado.
- No lo sé. No sabría como explicártelo. Dijo tímidamente.
- Yo sí. Dijo Mendoza que ya llevaba rato observando los cambios de su amigo.
- Poderes, están apareciendo tus poderes Héctor. El Hunab Ku.
- ¿Y Fran?
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