- ¡Fran, cabronazo! ¿dónde te habías metido? Exclamó Hasan echándose literalmente a mi cuello.
Los demás también se alegraron de verme y vinieron a abrazarme. Por una vez eramos una auténtica piña. Nos sentamos y bebimos, les expliqué mis peripecias en urgencias.
- No sé si puede servir de algo esto. les dije mostrando la bolsa con los walkies que finalmente pude rescatar.
- Es perfecto Fran y funcionan. Dijo Hasan excitado mientras probaba uno de ellos.
- Están cargados pero no se puede comunicar con el exterior. Supongo que es el puto campo magnético.
- Sí Fran pero en la grúa funcionarán seguro ¡Es justo lo que nos hacía falta! Dijo Héctor con una emoción impropia de él.
- ¿Qué grúa? pregunté yo sorprendido.
Mendoza y Héctor me desgranaron el plan de Hasan.
- Me acuerdo de la grúa -dije yo- pero si ven que queremos huir del edificio nos atacarán de verdad. Hasta ahora han jugado con nosotros para desquiciarnos.
Mis tres compañeros asintieron. Ni que fuese a título póstumo me había ganado por fin su respeto.
- En ese caso deberemos defendernos. Dijo Héctor.
- ¿Cómo lo haremos Héctor? Pregunté yo.
- Lo haremos como los celayolts, los guerreros mayas. Utilizaremos lanzas.
- ¿Qué lanzas? Pregunté de nuevo.
- Estas lanzas. Dijo Hasan acercándose con 4 palos de suero que había en el almacén contiguo.
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