viernes, 26 de agosto de 2016

BIG ONE. CAP 70


- ¿Qué pasa papá? Dije yo asomando la cabeza aún mojada por la puerta de nuestra pequeña cocina.

Levantó la mirada de las bolsas que llevaba llenas de comida y me miró un instante.

- Pasa y siéntate Fran.

Sin duda ya la teníamos liada. Entré y me senté con la cabeza baja y en silencio.

- Esta mañana mientras venía de Barcelona en el coche recibí una llamada en el móvil. Me extrañó mucho y más cuando vi que era la madre de Lucas.

- ¿La madre de quién? Pregunté.

- Lucas, tu amigo. Aquel alto, el de la chupa de cuero, el que tiene su padre en la cárcel.

- ¡Ahhh Mendoza! - exclamé. Tanto llamarle por el apellido que ya no me acordaba de su nombre coño.

- La mujer estaba tan excitada que no la entendía y paré el coche para atenderla.

- Papá yo... Dije intentando adelantarme al cataclismo.

- ¡Déjame terminar hombre!

Le dejé continuar. De hecho daba igual, no habría ninguna excusa que valiese.

- El día antes por la tarde, el viernes, le dieron una carta a su padre que había llegado de instituciones penitenciarias. Resulta que hacía días que la tenían pero se habían olvidado de dársela. La carta le anunciaba que le habían concedido el tercer grado nada menos.

- ¿Y eso qué significa papá?

- Algo muy importante hijo. El padre de Lucas, después de muchos años, volvía a su casa esta misma mañana. Dijo sin poder contener la emoción.

- ¿Qué güai no? Dije yo suspirando largamente en silencio.

- Y tanto hijo. Y para celebrarlo nos ha invitado junto a su hermano y a los de la fábrica a buscar setas esta misma tarde. ¿Qué te parece?.

- Muy bien papa ¿pero tú no tenías que volver a Barcelona por lo de las negociaciones con tu antigua empresa?.

- ¿Y perderme una expedición micológica con Speedy Mendoza el rey de las setas?. ¡Que esperen los "meapinos"!. Dijo con gran entusiasmo.

Yo hacía tiempo que no veía mi padre así y no pude evitar reírme a carcajadas.

- Bueno ¿Vendréis Lucas y tú, no?. Mira te he comprado unas chirucas para que vayas bien. Dijo señalando unas botas nuevas que había en el suelo de la cocina.

Yo no dije nada.

- Bueno si estáis cansado lo comprendo pero...

- Tranquilo papá, vendremos. Dije levantándome de la silla y abrazándole por la espalda.

- Papá.

Dime hijo.

- Te quiero muchísimo. Le dije antes de darle un beso.

- Y yo también tontorrón. Anda, ayúdame con los bocadillos que esta tarde vas a vivir una auténtica aventura, te lo aseguro.

"No, más no por favor" pensé para mí antes de coger el tomate.

FIN


jueves, 4 de agosto de 2016

BIG ONE. CAP 69


Me fui caminando lentamente, sólo, mientras el día iba subiendo por detrás de las casas de la Balconada, nuestro barrio. Al llegar a mi bloque me detuve, me quedé sentado allí, sobre la repisa de la pared de la entrada. pensé en lo que me vino a la cabeza allí dentro cuando Héctor nos anunció que no viviríamos para contarlo.
¡Mi padre!, pensé en mi padre, en que no volvería a verlo, y me dolió enormemente. Nunca me había planteado cuanto lo quería, al menos no como en aquel momento.

- Fran, ¿qué haces aquí sentado? Dijo la señora Carmen, nuestra vecina, que salía a trabajar.

Yo me limité a sonreír.

- Al menos tápate un poco. Me dijo cerrándome la chaqueta.

- Gracias señora Carmen. Ahora me voy a casa.

Se fue moviendo la cabeza y mascullando no se qué de los niños de ahora y los porros.
Volví a mis pensamientos, en cómo nos habíamos mantenido unidos a pesar de todo y como eso nos había salvado sin lugar a dudas. Por mucho que Mendoza dijese que nos habían perdonado la vida. ¡Y un cuerno!. Nos habíamos ganado la libertad, nuestra libertad,  gracias a sacar lo mejor de cada uno y ponerlo a disposición de todos. Gracias a la lealtad, nuestra lealtad. La misma que tuvo Nuno jugándose el tipo para ir a buscar a su hermano, la misma de "la Jose" trabajando sin cesar para sustituir a su marido encarcelado, la misma que había tenido siempre mi padre con su familia, con su trabajo, con su gente. La lealtad, ser leal, esta era la clave de todo.
"Gracias papá por enseñarme lo más importante de la vida".
Bajé de un salto y subí al piso, al entrar encontré una nota de mi padre.
"He ido a Barcelona, vuelvo a primera hora. Papá".
Estaba sólo. Me desnudé en medio del pasillo y entré en la ducha. No sé el tiempo que estuve bajo el agua caliente. Me parecía el placer más increíble de la tierra.

- ¿Fran, estás aquí?. Se oyó una voz precedida de un portazo.

- ¿Papá, eres tú papá?. Dije emocionado al oir de nuevo su voz.

- Hola campeón -dijo asomándose en el baño- ¿Cómo ha ido la juerga?.

- Bien papá. Dije caso sollozando.

- Cuando salgas tenemos que hablar. Me ha llamado la Jose a primera hora.

"¿La madre de Mendoza? la que se va liar". Pensé.